viernes, 18 de septiembre de 2009

A propósito del 'Manifiesto de Internet'



Por Gilberto Anticona

La publicación con fecha 7 de septiembre del ‘Manifiesto de Internet’ (17 puntos), por parte de 15 periodistas y ‘bloggeros’ alemanes, no hizo sino recoger algunos aspectos de lo que ha sido parte del debate desde que apareció esta herramienta tecnológica a mediados de los 90 en relación al futuro del periodismo y otros temas conexos.
Estos aspectos pueden sintetizarse básicamente en: 1) que dicha herramienta tecnológica ha hecho más accesible la información a nivel mundial, muy al margen de las agencias tradicionales que solían tamizarla y luego ofertarla al mejor postor; 2) que Internet es la nueva sede del discurso político, tanto para gobernantes como para empresarios y público general; 3) que sirve de intercambio sociocultural y a la vez de interactividad como forma de corroborar la precisión de los datos; y, 4) que el periodismo actual debe modificar alguno de sus roles, como aquello de ser un centinela vigilante, para pasar a constituirse en gestor de información cualitativa, como una manera de establecer diferencias con una publicación simple.
Junto a esto último es importante no olvidar, como lo han recordado los autores del manifiesto, que Internet representa un buen recurso de comunicación directa con los receptores mediáticos, antaño olvidados, como los lectores, oyentes y espectadores, permitiendo el aprovechamiento de conocimientos y sabers y poniendo en jaque a los propios periodistas, que ahora se ven en la disyuntiva de ser obviados si no están alertas.
Si bien el ‘Manifiesto’ aborda aspectos conocidos, deja de lado, la llamada brecha digital y tecnológica propio de los países en desarrollo. Tampoco contempla aspectos de la defensa de los valores universales como justicia, solidaridad, amor, democracia; y, por supuesto, no establece marcos diferenciales entre las esferas pública y privada, y acerca del riesgo para la inocencia y seguridad de los niños.
Quizás por ello sea necesario trabajar un ‘antimanifiesto’, o mejor un ‘manifiesto tercermundista del Internet’, que refleje mejor los intereses de la otra parte del mundo, acuciado por las miserias del hambre, las guerras fratricidas y las dictaduras que aún se resisten a perder la hegemonía de la información y la opinión.
Para concluir, coincidimos con nuestro colega español José Luis Orihuela, del diario ABC de España, quien sostiene que es necesario pasar de la victoria de la información con Internet, a la victoria del conocimiento con dicho recurso tecnológico, aunque para llegar a dicho estadio haya mucha distancia de por medio.

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