viernes, 9 de marzo de 2012

Ronald Woodman: La ciencia y la tecnología es la gente

Dentro del tema de políticas en ciencia y tecnología, el ingeniero Ronald Woodman, presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú, resaltó la función de las personas como agentes directos de la tecnología: “la ciencia y la tecnología no las hacen las instituciones ni las leyes, las hacen las personas, la gente, y eso es lo que tenemos que incrementar”.


En este sentido, una de sus propuestas es invertir en una educación de calidad basada en herramientas de investigación, tales como contar sistemas de cómputo en laboratorios que puedan ser compartidos entre varias instituciones.

Si bien la inversión se proyecta hacia la construcción de laboratorios ería positivo que sucediera lo mismo con centros de cómputo, por lo que continuó “al menos que se junten las universidades y usen un centro común. ¿Y por qué menciono ello?, porque un laboratorio virtual sirve para la ingeniería civil, eléctrica, física, para todas las disciplinas de la ciencia”.

El ingeniero Woodman hizo visible la falta de materiales de calidad en nuestro país, no solo los modernos, sino también los clásicos.

Finalmente, a modo de incentivo, invitó a todos los estudiantes de Lima y provincias a que no solo escuchen, pues “todos sabemos que tenemos que hacer algo con la ciencia”. Lo importante, comentó es acercarse al gobierno y demandar los materiales que necesiten “es más rentable que solo conversar nosotros sobre ciencia y tecnología”, puntualizó.







domingo, 4 de marzo de 2012

Beneficios de un ministerio de Ciencia y Tecnología

Escribe: Gilberto Anticona
A tono con lo que promueve el físico Modesto Montoya, durante el foro ‘Ciencia y Tecnología’ que se desarrolló en el Colegio de Ingenieros de Lima, los expositores, en forma mayoritaria, sostuvieron que son muchos los beneficios que traería para el Perú la instauración de un ministerio dedicado a la temática de la ciencia, tecnología e innovaciones (CTI).
En primer lugar, porque serviría como ente articulador entre todos los organismos públicos, que actualmente efectúan tareas de CTI sin coordinación entre sí, originando duplicidad de acciones, desperdiciando presupuestos y sin la posibilidad de concretar investigaciones cualitativas que conduzcan al Perú hacia el desarrollo.
El organismo de ciencia y tecnología de Perú, el Concytec, que actualmente funciona en una losa deportiva en San Borja, ha sido reducido a una institución del quinto nivel, a quien nadie tiene en cuenta, a pesar de las buenas intenciones de sus directivos y funcionarios.
En segundo lugar, un ministerio, cuyo representante tendría asiento permanente en el Consejo de Ministros, posibilitaría la planificación y ejecución de las políticas públicas relativas a CTI, que por el momento no están a cargo de ninguna entidad pública.
Se dice que actualmente es tal el desmadre entre las instituciones del estado que efectúan trabajos de ‘ciencia y tecnología’ (CyT), que no saben cuál es el documento base que debe guiar las labores científico tecnológicas, si el Plan Bicentenario Hacia 2021 del Ceplan, el Plan Nacional de CyT del Concytec, el del Consejo Nacional de Competitividad, el Plan de Gobierno del actual régimen, la Constitución Peruana, etc.
En tercer lugar, un ministerio permitiría concretizar un conjunto de reivindicaciones para el sector ciencia y tecnología, tales como: mejor presupuesto (actualmente uno de los más bajos de la región), retorno de nuestros principales investigadores que se encuentran desperdigados a nivel mundial, ley de la carrera del investigador, fomento de un mayor número de profesionales de posgrado, etc.
Si se tiene en cuenta que actualmente nuestra producción de patentes es insignificante en el concierto latinoamericano y mundial, y que, incluso, debemos enviar nuestros principales productos de exportación a laboratorios extranjeros para la certificación de calidad, bien vale la pena darle forma de una buena vez al ministerio de Ciencia y Tecnología. Por lo demás, es una promesa del actual Presidente, ratificado por su expremier, Salomón Lerner Ghitis.



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