viernes, 30 de julio de 2010

Siglo XXI: El siglo del gas natural


Por Gilberto Anticona


Desde el punto de vista energético, dada la disminución de las reservas mundiales de petróleo, hay quienes sostienen que el siglo XXI es el siglo del gas, como el siglo XIX fue el siglo del carbón y el siglo XX el del petróleo.
Es por ello que las grandes potencias mundiales elaboran sus diferentes estrategias de desarrollo en función del control y búsqueda de nuevas reservas gasíferas (y de petróleo), bien sea a través de sus empresas multinacionales, o bien por medio de alianzas militares e intervención directa como sucede en algunos países del Asia y África.
Esto sucede porque las naciones han entendido que su seguridad, en un mundo globalizado, competitivo y con amenazas constantes, nace sobre la base del abastecimiento energético continuado, sin interferencias y sin sorpresas como ocurrió en la década de los 70 con las acciones de boicot y bloqueo a las exportaciones petroleras.
Con pocas excepciones, las grandes reservas de energía (gas y petróleo) descubiertas y por descubrir no están en el primer mundo, sino por el contrario en los países en desarrollo y emergentes. Es por ello que quien tenga acceso a dichas reservas, a precios módicos y en grandes volúmenes, controlará el mundo y podrá hacer frente a los grandes desafíos globales.
Control de fuentes energéticas
Por ello, ningún país que se precie de tener estadistas lúcidos y con visión de futuro deja pasar la oportunidad histórica de controlar su principal recurso energético (gas) para dedicarlo a apuntalar su desarrollo interno.
En ese sentido, el discurso del presidente Alan García con respecto a nuestro principal recurso gasífero ha sido poco menos que decepcionante, plagado de eufemismos y sin garantizar nada con respecto a un horizonte energético con visión de 40 o más años que garantice un real y auténtico desarrollo nacional.
García no aseguró nada, repetimos. Solo dijo que mediante los mecanismos de la renegociación y regulación vamos asegurar que los lotes 88 y 58 se dediquen al consumo de seis ciudades del sur andino. También dijo que por renegociación era posible conseguir mejores regalías y mayores precios para el gas que actualmente vendemos al consorcio exportador (Perú LGN) y que resulta más barato que el que adquieren los nacionales.
Más fácil le hubiera sido expresar concluyentemente: A partir del 28 de julio de 2010, el gas de los lotes 88 y 56 se dedicará exclusivamente para el desarrollo interno. La exportación de los lotes y 57 y 58 y otros que se descubran por las empresas Repsol y Petrobrás se exportarán en la medida que no colisionen con las necesidades del país.

Pero claro, para decir esto hace falta tener los pantalones bien puestos y pensar en términos de patria. En fin, una oportunidad perdida para un Presidente que no supo asesorarse bien en el tema energético, que se informó mal, y encima decidió en función de otras realidades, que no son precisamente las nuestras.

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