martes, 20 de octubre de 2009

Preocupación peruana por impactos socio-ambientales de futura central hidroeléctrica de Inambari


















Por Sylvia Rodríguez


Si bien el proyecto de la central hidroeléctrica Inambari proyecta generar 2 000 megavatios para ser repartidos entre el Perú y Brasil, para lograrlos será necesaria la construcción de un dique alto que permita aprovechar la caída de agua requerida, acarreará un pasivo ambiental importante (por reubicación de poblaciones y actividades entre otros), a lo que se suma la imprescindible deforestación por la que se perderá la capacidad de captura de unas 12 TM al año de C02 .

Todos éstos son factores que reclaman ser exhaustivamente analizados y considerados para la factibilidad del proyecto, consideró el ingeniero Luis Moreno Figueroa, experto en construcción de centrales hidroeléctricas y su manejo ambiental.

De esta manera, contrastó opinión con el presidente de la empresa Inambari, Grupo Egasur, Dr. Evandro Roberto Miguel, quien en una conferencia internacional sobre “Mega Proyectos Hidroeléctricos” realizada en el Colegio de Ingenieros de Lima, informó que recién a fines de este año se presentarán al Gobierno peruano los estudios técnicos socio-ambientales del proyecto, identificando sus impactos positivos y negativos.

Adelantó, que los estudios realizados consideran que la población afectada por el embalse incluye a unos 3,261 pobladores en Puno y Madre de Dios, quienes conforman centros poblados que en la actualidad carecen de energía, agua, desagüe, no tienen escuelas ni centros médicos. En este sentido, dijo que han considerado su desplazamiento, teniendo en cuenta sus actividades mineras (informales) y agrícolas.

En lo que se refiere a la interrupción de los tramos 3 y 4 de la Carretera Interoceánica, proyecto binacional en ejecución, aseguró que se tiene lista la propuesta de una nueva ruta. Igualmente, están considerando un plan de manejo forestal compensatorio a la deforestación que exige el tendido de tuberías y otros del proyecto. Y, reiteró, que para salvar aspectos ambientales la cota del embalse se ha reducido 15 metros, ubicándose en 525.

Moreno Figueroa reconoció la importancia que tiene del proyecto de C.H. Inambari particularmente “en momentos de inseguridad energética y cambio de matriz, dijo, (…) pero hay que preservar el medio ambiente, porque eso es pensar en la generaciones futuras”. Advirtió que construir una infraestructura irracional es dejar una mala herencia para los hijos de nuestros hijos, y no se tiene ningún derecho.

En otro momento, también se mostró contrario a que se den compensaciones económicas para los pobladores afectados. Recomendó hacerlas “áreas por áreas”.

Fue explícito al exponer la serie de consideraciones que deben contemplar los proyectos de centrales hidroeléctricas. En líneas generales, éstas definirán el tamaño óptimo de la central, los requerimientos del mercado, el recurso hídrico, las tarifas previstas y las opciones tecnológicas. Además, la valoración de los riesgos ambientales y sociales.

Consideró que el proyecto Inambari tendrá impactos económicos para ambos países: Para el Perú una inversión baja, con un bajo consumo de energía producida y altos impactos sociales y ambientales. Para Brasil, alta inversión, con alto consumo de energía a producirse y bajo impacto ambiental y social.

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